La rebeldía feminista como arma de lucha contra una cultura impuesta – Giovanna Ponce

Análisis de película Persépolis – Columna de Opinión

Persépolis se trata de una obra autobiográfica de Marjane Satrapi, quien relata cómo es crecer en un contexto de guerra que impone una cultura patriarcal, la cual se escuda en el islam.

A pesar de que la intención de la autora nunca fue narrar su historia con un objetivo político, es importante destacar la presencia de la lucha feminista y el impacto de una cultura represiva en la vida de Marjane. Se desarrolla desde la mirada de una niña que enfrenta la vida en presencia de un cambio cultural, el cual debido a su género la posiciona como una persona con menos derechos que los hombres. Sin embargo, la importancia de referentes femeninos partidarios del movimiento de resistencia, madre y abuela, la llevan a cuestionar a la sociedad iraní y a aspirar a ser una mujer libre.
Se plantean situaciones de sexismo, y la utilización del cuerpo de las mujeres como medio de control, a través del uso obligatorio del hiyab, de hecho, se narra esta situación al inicio de la película, como un primer paso para adentrarnos a lo que sería la vida de una niña, que pelea contra la invisibilización de la mujer.
La protagonista se enfrenta a obstáculos que le impiden sentirse parte de la sociedad en la que creció, ya que a pesar de atravesar la reciente instalación de un gobierno teocrático a los 8 años, fue capaz de cuestionar aquellos comportamientos machistas y resistirse ante una educación represiva.

Marjie no tuvo miedo de levantar la voz ante la injusticia, así como muchas mujeres a lo largo de la historia, quienes al igual que ella, corren el riesgo de ser silenciadas. Es por ello que es enviada fuera del país, aun así, incluso fuera de esta cultura, continúa experimentando la represión patriarcal y la discriminación, en distintos grados.

A pesar de la violencia, la invisibilización y la censura, la protagonista encuentra la forma de rebelarse, de poder oír la música que le gusta, de buscar una identidad propia; una rebelión por su dignidad.
Podría haberse sometido en nombre del miedo a esta nueva cultura, podría no haber hablado, al ser una mujer que se encuentra en función del hombre, pero Marjie se impuso y ni siquiera un gobierno violento arrebatará su espíritu.
Ella fue “siempre digna e integra consigo misma”, y aquello, es el corazón de un movimiento que lucha por el derecho a ser visibilizadas como seres libres y leales a nosotras mismas.
Actualmente, cientos de mujeres en Irán han enfrentado un gobierno que ejerce violencia contra los cuerpos marginalizados; se ha torturado y asesinado por usar mal el hiyab o rebelarse contra el patriarcado.

Se continúa presentando el mismo temor por más de 50 años, sin embargo, también persiste el movimiento, haciéndonos notar que la película es un espejo de la sociedad iraní, sin importar el tiempo.

Por otra parte, cabe destacar que a pesar de presentarnos el sexismo en una cultura de oriente, no podemos dejar de lado, el hecho de que hay distintas situaciones que nos permiten identificar las mismas vejaciones que soportamos mujeres en occidente, como los gritos en la calle o la culpabilización por nuestros cuerpos. Lo cual, nos permite tener en cuenta que debemos seguir levantándonos contra un sistema que no nos permite vivir con dignidad, es necesario que sigamos cuestionando aquellos comportamientos que atentan contra nuestra integridad; debemos creer en sí mismas y a veces, escuchar a nuestra intuición, pues es la voz que nos alerta. Y así como Marjie, nos guía en esta lucha de buscar la libertad.

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